domingo, 30 de septiembre de 2012

TERCERA REGLA DE LA LIBERTAD PARA EL ÉXITO: “ESTAR SEGURO DE NOSOTROS MISMOS”


TERCERA REGLA DE LA LIBERTAD PARA EL ÉXITO:
“ESTAR SEGURO DE NOSOTROS MISMOS”

Por Fiorenzo CAMPEOTTO L.

            En meses anteriores escribí y publique las dos primeras reglas de la Libertad para el Éxito: Aceptarnos a nosotros mismos y poner Acción. Éstas no se pueden ejecutar a plenitud si no estamos conscientes de la tercera regla: “Estar seguro de nosotros mismos”. ¿Qué nos quiere decir el estar seguro? No es más que “creer en…”, es “tener confianza en…”, es tener fe en alguien y no en algo. Por ejemplo: Cuando creemos en Dios, es tener confianza en la existencia de Dios como Persona, aunque no lo hemos visto; al creer en el amor, estamos manifestando en creer mi capacidad de amar para ser correspondido por otra u otras personas, dependiendo el tipo de amor a que nos estamos refiriendo.
            Bajo este orden de ideas, el filósofo español Ortega Y Gasset nos dice que no es lo mismo “pensar en…” que “contar con…”, es decir, no es igual pensar en algo o alguien que contar con algo o alguien. Por consiguiente, dentro de la Filosofía del Éxito, pensar en el Éxito es ilusorio mas no motivador; en cambio, “contar con…” es producto de la creencia, de “creer en…”, es deseo, esperanzas, motivador  y Accionario. El pensar no significa soñar, para alcanzar el Éxito debemos empezar por convertirnos en soñadores.
Los sueños forman parte de la creencia porque se transforman en motivos; motivos que se convierten en deseos; deseos que son apetitos y éstos no es más que el “Querer”. Todos  los elementos anteriores no se llevan a cabo si no creemos, pero ¿en quién o en qué? 
Principalmente, debemos empezar por creer en la Vida, estamos vivos porque existimos y, por ende, venimos a cumplir una misión: Disfrutar de las maravillas como personas y no como objetos. Por tal motivo, la dignificación de la persona es la principal razón de la Vida; es decir, que existimos para gozar, disfrutar, crecer en fin todas las razones positivas. ¿Qué decir de los momentos difíciles y dolorosos? Muchos de ellos son productos de las manos del hombre como el estrés, los malos hábitos de vida, etc. La muerte es una condición de la misma naturaleza o ciclo de Vida, pero tenemos algo que nos diferencia y que nunca muere: el espíritu, éste pasa a otra condición o estadio, vamos a llamarlo, por decirlo así, a otro modo de Vida.
Una vez que empezamos por creer en la Vida, entonces podemos pasar a otro punto en Creer en nosotros mismos, este no se lleva a cabo si primero no conocemos nuestras debilidades y fortalezas. Es ejecutar con toda fe y confianza en nuestras facultades y conocimientos y, solo así, podemos lograr alcanzar nuestras metas en la Vida.
Cuando la persona no tiene confianza en sí misma inspira inseguridad en su actitud, refleja una autoestima baja, no valora la vida y, por ende, a sí mismo; es contradictorio en sus decisiones, no tiene metas ni proyecta lo que quiere de la Vida, tiende a ser rechazado por el grupo, no comunica liderazgo alguno.
En cambio, el creer en nosotros mismo nos mueve la vida, nos hace vibrar nuestra existencia, disfrutamos lo que hacemos, gozamos los momentos de éxito, ayudamos a crecer a Otros, somos solidarios; nos transformamos en personas de principios y valores; nos convertimos en “Conquistadores de Sueños”, porque no es solo el hecho de “creer en…” sino el “estar en…” como dice el filósofo Heidegger “Ser en el Mundo”, porque conocemos y sabemos con que estamos contando sin importar algunas circunstancias y condiciones de la Vida. Solo es creer en nosotros mismos, nuestras capacidades para superar cualquier obstáculo y quedarnos estancados en un Valle de Lágrimas.
Nadie resuelve los problemas de otros porque cada uno tiene sus propios problemas, pero sí contamos con la ayuda de otros para superarnos y crecer como personas, sobre todos con gente que, de una forma u otra, han alcanzado el Éxito en uno de los niveles de la vida: familiar, social, profesional, económico o espiritual.
El filósofo Gabriel Marcel manifestaba que no es lo mismo decir “creer que…” y “creer en…” porque el primero nos conlleva a presumir en algo, el segundo, nos lleva a tener crédito en alguien. Por ejemplo, “creo que yo puedo…” estamos presumiendo que puedo lograr o realizar algo como no, ya estamos manifestando incertidumbre en el futuro, no estamos seguro de lograr; en cambio, cuando decimos “Creo en Dios” estamos depositando nuestra fe, nuestra confianza en la persona de Dios, aunque nunca lo hemos visto, pero tenemos fe en su existencia y omnipotencia.
En resumen, cuando decimos “creo en mí mismo” estamos depositando toda nuestra confianza en nuestra propia persona, en nuestras virtudes y capacidades; vamos adquiriendo un compromiso conmigo mismo que podemos y debemos lograr el objetivo, la meta propuesta.
En fin, el “creer en” no solo nos impulsa en alcanzar una meta, sino nos refuerza nuestras capacidades y nos fortalece más la confianza en nosotros mismos para los próximos sueños convertirlos en realidad. Por tal razón Napoleón Hill nos invita a Pensar en Grande con tal solo Creer en Ti mismo.